Forever 21 se declara en quiebra y se suma a la lista de minoristas que bajan la cortina
La firma se retirará de Europa, Asia y parte de EEUU, buscando volver “a lo básico”, que en el pasado le permitió crecer. Hasta ahora, no tiene previsto salir de América Latina.
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Forever 21 es la última empresa en engrosar la lista de minoristas de moda que han perdido la batalla frente al auge de la competencia, los altos arriendos en centros comerciales y los cambios de las preferencias de los consumidores que se han volcado al comercio online.
El minorista estadounidense –cuyos constantes cambios de estilo y precios bajos alguna vez lo hicieron exitoso entre las mujeres jóvenes- se declaró en bancarrota el domingo en la noche, también víctima de su agresiva expansión global.
Después de semanas de incertidumbre sobre su futuro, la compañía con sede en California dijo que planeaba cerrar hasta 350 de sus 800 tiendas en el mundo, como parte de una reestructuración apegada al Capítulo 11.
La quiebra es, sin duda, otra señal de las presiones que están pesando sobre una industria que, según Bloomberg, se enfrenta al “apocalipsis”.
Pero los problemas de Forever 21 también son muestra de una nueva e importante dinámica que está dando forma al mercado del retail en EEUU: el llamado fast fashion (moda rápida), que en algún momento fue un nicho fantástico para la industria, se está quedando atrás.
Rápido ascenso
Aunque la primera tienda fue inaugurada en abril de 1984 en Los Ángeles, por el matrimonio de inmigrantes coreanos Do Won y Jin Sook Chang, no fue sino hasta las primeras dos décadas del 2000 cuando –junto a H&M y Zara- la firma empezó a golpear con fuerza a los pesos pesados de la moda como Gap, Abercrombie & Fitch y American Eagle, arrebatando al mercado más joven con su estrategia de reponer mercancías a un ritmo mucho más rápido de lo acostumbrado por la competencia y a un valor mucho menor.
Luego llegó la Gran Recesión, en 2008, que llevó a los compradores a centrarse aún más en buscar precios más bajos. La idea de poder comprar, por una misma cantidad de dinero, más artículos “desechables”, y que permitían posar en las recién nacidas redes sociales con atuendos distintos y copiar a los famosos, impulsaban su agresivo crecimiento.
La especialidad de la firma se convirtió en moda rápida, y la cadena creció hasta convertirse en un elemento básico en los centros comerciales estadounidenses, con cientos de tiendas a disposición.
Pero, ahora, que las preocupaciones de sostenibilidad y la conciencia ambiental -que desde hace años han estado tomándose a las industrias de alimentos y de belleza- se han expandido al mercado del vestuario, el modelo de negocio de Forever 21 se desvaneció.
Modelo en decadencia
La 122° empresa privada más grande de EEUU, según la revista Forbes, perdió terreno frente a rivales como H&M y Primark, y decidió cerrar sus 178 establecimientos en la primera economía mundial.
También bajará la cortina en sus locaciones en Asia y Europa, con el objetivo de centrarse en su negocio principal en EEUU, con los US$ 350 millones en financiamiento que obtuvo con la declaración de bancarrota.
Por el momento, mantendrá operaciones en México y Sudamérica.
“Forever 21 se ha visto luchando en contra de esa caída”, dijo a FT Neil Saunders, director gerente en la consultora GlobalData Retail.
“La marca ha perdido un poco de su prestigio (...) Cuando las ventas son débiles, el modelo deja de ser rentable”, agregó.
La compañía, que aún es propiedad de la familia Chang, dijo en un comunicado que esperaba “volver a lo básico, que permitió crecer y convertirse en el líder de la moda rápida”.
Su desaparición parcial se suma a una creciente lista de quiebras este año en el retail estadounidense, entre las que destacan la cadena de tiendas de lujo Barneys New York y Diesel USA. En total, los minoristas estadounidenses han anunciado cerca de 8 mil cierres de tiendas este año, según Coresight Research.
El peso del fast fashion en Chile
Fue el 19 de octubre de 2013 que la primera tienda de Forever 21 llegó a Chile. Lo hizo en el Parque Arauco de Kennedy en un momento donde el denominado fast fashion estaba en plena expansión en el país, producto del desempeño de H&M.
En ese entonces llegó de la mano de Ripley para introducir la marca en varios países, pero -según detalla la memoria de este retailer- en abrir de 2017 vendieron esa participación.
La cadena norteamericana tiene seis tiendas en Santiago, aunque en algún minuto tuvo el objetivo de llegar a regiones, lo que hasta el momento no se ha concretado.